Criterios básicos para la poda en frutales
Para realizar la poda en árboles frutales, es aconsejable seguir unos criterios que condicionaran la altura, solidez estructural, aireado y equilibrado del árbol.
La altura del árbol frutal, es un aspecto muy importante, ya que se pretende conseguir árboles de pie bajo (con tronco principal menor de 1m), para mejorar el acceso a éste, ya sea para podas posteriores, aplicaciones fitosanitarias o hacer más cómoda la recolección de la fruta.
La solidez estructural (esqueleto del árbol) hace que un árbol sea más o menos resistente a factores climáticos (vientos fuertes, tormentas,…) y a factores productivos (el peso de la fruta puede dar lugar a desgarros en ramas). Es por ello que hay que tener en cuenta los siguientes consejos:
-La abertura de los ángulos de inserción de las ramas madres con el tronco, o de las ramas secundarias con las primarias. Cuanto mayor sea este ángulo de inserción (cuanto más abierta esté la rama), más resistente será la unión ya que la madera estará sana al no presentar pliegues ni podredumbres causadas por la acumulación de residuos, polvo y humedades. Para conseguir este ángulo de inserción en las podas de formación, es preferible escoger los brotes más bajos, con ángulos más abiertos que darán lugar posteriormente a uniones más fuertes. Cuando no sea posible utilizar estos brotes bajos, es posible abrir artificialmente brotes muy cerrados utilizando cañas, rafias u otros dispositivos cuando los brotes son todavía jóvenes y manejables. De esta manera, conseguiremos un porte abierto.
-Es muy importante también la diferencia de diámetros entre las ramas en su inserción. Cuanto mayor sea esa diferencia, más desarrollo adquiere el “zócalo” de unión y esta porción de madera endurecida, proporciona una gran resistencia mecánica a la rotura por sobrecarga. Por tanto no deberían utilizarse ramas de la misma edad en la poda de formación, con lo que el proceso de formación de un árbol, durará al menos tantos años como órdenes de ramificación tenga la forma elegida.
La aireación. Hay que intentar que los árboles estén aireados, ventilados y bien iluminados en toda su copa. Con esto se consigue una mayor calidad de fruta, mejor aplicación de fitosanitarios y retrasa el envejecimiento prematuro del árbol. Para ello hay que eliminar las ramas enmarañadas que se cruzan en el interior del árbol e intentar que la estructura tenga un porte abierto.
El equilibrio entre la fructificación y la vegetación. Este equilibrio es subjetivo y variable en función de variedades y de las condiciones de cada año. Debe producirse un equilibrio entre la fructificación y la vegetación, de manera que ninguna de las dos predomine sobre la otra.
En zonas no muy frías, recomendamos realizar la poda, y seguidamente proceder con el tratamiento de invierno para frutales de hoja caduca, ya que de esta manera, utilizaremos menos producto, al eliminar parte de las ramas, accederemos mejor a todas las zonas del árbol y con la aplicación de cobre, ayudaremos a que sea más difícil la penetración de los hongos por los cortes producidos en la poda.
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